Apnea de sueño y enfermedades cardíacas
Las personas con Apnea Obstructiva del Sueño (AOS) tienen más posibilidades de desarrollar cardiopatías. Durante las apneas, nuestra presión arterial aumenta por la falta de oxígeno en el organismo, que obliga al corazón a bombear más rápido y con más fuerza [2]. El sobresfuerzo cardíaco aumenta las posibilidades de desarrollar comorbilidades como hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca o enfermedades coronarias [1].
Descansar y conciliar el sueño por las noches es más importante de lo que piensas. Somnolencia y cansancio durante el día, irritabilidad o dolores de cabeza son algunos de los síntomas frecuentes de la apnea del sueño.
Además, en caso de no poner remedio, la AOS a largo plazo, puede favorecer el desarrollo de trastornos cardiovasculares como la hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca o enfermedades coronarias. En este artículo profundizaremos sobre la relación entre la apnea del sueño y los trastornos cardiovasculares.
¿Qué es la apnea del sueño?
La apnea del sueño es consecuencia del estrechamiento total o parcial de las vías respiratorias durante 10 segundos o más, tiempo suficiente para que el descanso se interrumpa de forma desagradable.
Además de los despertares durante la noche, algunos de sus síntomas más frecuentes son la dificultad para permanecer dormido, la falta de descanso, el cansancio excesivo o la somnolencia durante el día [1] [2] [3], todos ellos producidos por la hipoxia o falta de oxígeno en el cuerpo [1].
Entre los principales factores de riesgo de la AOS se encuentran:
- Edad: las personas mayores tienen más posibilidad de desarrollarla.
- Sexo: la prevalencia es mayor en hombres que en mujeres.
- Obesidad: el 60%-70% de las personas afectadas tienen sobrepeso.
- Alcohol: la relajación de los músculos incrementa la posibilidad de apneas.
Se estima que afecta alrededor del 10-15% de los adultos de mediana edad. Sin embargo, sólo el 30% de los casos están diagnosticados clínicamente [1].
Enfermedades cardíacas consecuencia de la apnea del sueño
Si tienes una enfermedad cardiovascular diagnosticada y notas síntomas de apnea del sueño, te recomendamos contactar con tu centro de referencia para que identifiquen la causa, ya que la AOS no tratada puede agravar tu patología de base [1] [2].
La hipertensión es una comorbilidad muy frecuente [2]. Aproximadamente la mitad de los pacientes con apnea del sueño desarrolla presión arterial elevada. A la inversa también es frecuente que a personas hipertensas se les diagnostique AOS por la sobreactividad del corazón [2].
Además, el estrechamiento de los vasos sanguíneos duplica el riesgo de desarrollar a la vez AOS y enfermedad de las arterias coronarias [2]. En casos severos, esta morbilidad asociada se relaciona con un mayor riesgo de ictus, derrames cerebrales o infartos [2] [3].
Por otro lado, en casos severos de apnea del sueño es posible desarrollar insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular (latido del corazón irregular) y bradicardias (ritmo cardíaco lento) [2]. Igualmente, la comorbilidad entre ambas puede empeorar los síntomas de la AOS [2].
El tratamiento de la AOS no sólo reduce la incidencia de mortalidad respecto a los casos que no han sido tratados [4], sino que también disminuye las posibilidades de recaída de la patología coronaria [2].
Por lo tanto, además de seguir tu tratamiento cardíaco, no olvides tratar la apnea del sueño, si la padeces.
Otras comorbilidades de la apnea del sueño
La AOS también se encuentra estrechamente relacionada con la obesidad, la diabetes tipo 2 y el síndrome del hígado graso.
Pese a ser factores independientes, ambas morbilidades se retroalimentan y, si no se tratan, pueden agravarse severamente; desde un aumento de las apneas durante la noche hasta el desarrollo de múltiples enfermedades crónicas y/o enfermedades cardíacas [6].
El sedentarismo, la falta de ejercicio o una mala alimentación son algunos de los motivos que favorecen la aparición de la AOS. La acumulación de grasa obstruye las vías respiratorias, lo que provoca la falta de oxígeno en el organismo [6].
Por este motivo, es importante seguir un programa multidisciplinar que combine el tratamiento médico con un estilo de vida saludable, mediante ejercicio físico y una dieta equilibrada. De esta manera puedes favorecer la reducción del índice de apnea-hipopnea/hora (IAH) [3] [5].
Finalmente, los pacientes de asma o EPOC pueden desarrollar trastornos del sueño debido a la disnea (o falta de aire). Si tienes alguna de las dos patologías, o ambas, deberías visitar a un profesional, ya que la AOS puede agravar tu trastorno de base y favorecer el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Recomendaciones y tratamientos
Los dispositivos CPAP (presión positiva continua de la vía respiratoria) son el tratamiento por prescripción médica más habitual. Esta máquina proporciona un flujo continuo de aire que reduce las apneas y, en consecuencia, disminuye el trabajo del corazón [4].
Debes ser constante en el tratamiento, puesto que, como hemos explicado en este artículo, tiene numerosos beneficios. Entre ellos:
- Reducir la somnolencia y descansar mejor [2]
- Ayudar a controlar los niveles de oxígeno en sangre [2]
- Reducir la presión pulmonar [3]
- Mejorar la presión arterial [3]
- Disminuir la posibilidad de desarrollar otras comorbilidades [3].
- En casos de fibrilación auricular, favorecer que el latido del corazón se regularice [2]
- Mejorar la resistencia a la insulina (en los pacientes con diabetes) [3].
Finalmente, en este otro artículo te detallamos las posibles dudas que puedas tener respecto al tratamiento de la apnea del sueño con CPAP.
Recuerda que en nuestra biblioteca, puedes descargarte diferentes materiales para mejorar tu salud y calidad de vida.
Más información
Alimentación saludable para respirar mejor, enlace
Fuentes
[1] SEPAR (17 de marzo de 2022). SEPAR lanza un Consenso de Sueño internacional con una nueva definición de AOS para paliar el infradiagnóstico en Atención Primaria y hospitales. Enlace.
[2] Weingarten J, Chowdhuri S. ATS Patient Education Series: Obstructive Sleep Apnea and Heart Disease; Am J Respir Crit Care Med (2013), 188: 1-2. Enlace.
[3] Mediano O; González Mangado N; Montserrat JM; Alonso Álvarez ML; Almendros I; Alonso Fernández A et al. Documento internacional de consenso sobre apnea obstructiva del sueño; Arch Bronconeumol (2022), Vol. 58, Issue 1: 52 – 68. DOI: 10.1016/j.arbres.2021.03.017. Enlace.
[4] González-Aquines A, Martínez-Roque D, Baltazar Treviño-Herrera A, Chávez-Luévanos B, Guerrero-Campos F, Góngora-Rivera F. Síndrome de apnea obstructiva del sueño y su relación con el ictus isquémico; Rev Neurol (2019), 69: 255 – 260. DOI: https://doi.org/10.33588/rn.6906.2019061. Enlace.
[5] Martínez Cerón E, Casitas Mateos R, García-Río M. Sleep Apnea-Hypopnea Syndrome and Type 2 Diabetes. A Reciprocal Relationship?; Arch Bronconeumol (2015), Vol. 51, Issue 3: 128 – 139. DOI: https://doi.org/10.1016/j.arbr.2014.12.007. Enlace.
[6] Zamarrón Sanz C, Pichel Guerrero F. Síndrome de la apnea del sueño, obesidad y enfermedad cardiovascular; SOGAPAR (2010). Enlace.