Aliméntate bien, respira mejor

Aliméntate bien, respira mejor

Bienestar | 16/10/2020

Las enfermedades respiratorias se caracterizan por producir limitaciones físicas de diferente grado en las personas y afectan a su salud. Una buena alimentación tiene que basarse en el aporte y distribución correcta de todos los nutrientes necesarios para favorecer la salud y la calidad de vida del individuo.

Como afirma la entidad European Lung Foundation, la mayor parte de las enfermedades respiratorias están causadas por la interacción entre factores genéticos y ambientales como son el tabaco, la contaminación y la dieta. Existe un número creciente de evidencias que determinan que la dieta y la nutrición influyen en el desarrollo y progreso de las enfermedades pulmonares.

En este sentido, es importante destacar:

  • Tanto la obesidad como el peso inferior al normal pueden afectar negativamente la salud de los pulmones
  • Un elevado consumo de alimentos muy procesados puede acelerar la disminución de la función pulmonar
  • La obesidad tiene consecuencias importantes sobre la respiración: Alteraciones en la oxigenación, disminución del aire que entra y sale de los pulmones, agravamiento de otras enfermedades respiratorias como EPOC o apnea del sueño
  • El índice de masa corporal (IMC) debe mantenerse entre 21-30. Calcula tu IMC aquí.

Asma

Durante toda la vida se ha asociado el asma con la disminución de la ingesta de antioxidantes. Algunos estudios sugieren un vínculo entre el asma infantil y la reducción del consumo materno de vitamina E, zinc, frutas y verduras.

Los estudios en niños ya diagnosticados con asma han demostrado una asociación entre los niveles bajos de vitamina D y las exacerbaciones del asma. Estos estudios también han demostrado que en pacientes con asma persistente leve o moderada tratados con corticosteroides inhalados, la suficiencia de vitamina D se asocia con una mejor función pulmonar.

En los adultos, también se ha informado una asociación entre el asma y una disminución de la ingesta de antioxidantes.

Se ha observado también un fuerte efecto protector de la vitamina D contra las sibilancias y las exacerbaciones del asma. Esto respalda la teoría que el estado de la vitamina D podría influir en el riesgo de enfermedad respiratoria.

EPOC

El principal factor de riesgo de EPOC es el tabaquismo, pero hasta un tercio de los pacientes con EPOC (especialmente en los países en desarrollo) nunca ha fumado. Este hecho implica que hay otros factores de riesgo muy importantes.

En algunos estudios se ha informado que una ingesta alta de frutas, verduras, pescado o productos integrales disminuía el riesgo de progresión de EPOC recién diagnosticada.

Mientras que se ha asociado una función pulmonar reducida y una mayor prevalencia de EPOC con el elevado consumo de carne roja, carne procesada, verduras hervidas, grasas, café, cerveza y patatas y un consumo reducido de productos de soja, productos lácteos bajos en grasa, té, cereales para el desayuno, arroz integral y fruta.

Algunos estudios también han asociado el consumo frecuente o elevado de embutidos con desarrollar EPOC.

Por otro lado, un IMC bajo es un factor de predicción importante de mortalidad entre los pacientes con EPOC.

Apnea del sueño

Entre el 60% y el 90% de personas con Apnea del Sueño tienen obesidad. Algunos estudios han demostrado que una dieta mediterránea o baja en carbohidratos en personas con sobrepeso y obesidad es beneficiosa más allá de la reducción de peso. Por otro lado, el ejercicio tiene un efecto protector independiente sobre la salud vascular, que puede contrarrestar el aumento del estrés oxidativo y la inflamación que se producen en pacientes con Apnea Obstructiva del Sueño.

Cáncer de Pulmón

Como afirma European Lung Foundation (ELF), el  elevado consumo de fruta y verdura reduce el riesgo de cáncer de pulmón en un 20-30 %, tanto en fumadores como en no fumadores.

Recomendaciones

Algunas de las principales recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), European Food Safety Authority (EFSA) y la European Respiratory Society (ERS) son:

  • Comer alimentos ricos en antioxidantes para poder contrarrestar el daño causado al cuerpo por el estrés oxidativo Los antioxidantes “eliminan” los radicales libres de manera efectiva y í evitan que causen daño.
  • Las fuentes de vitamina C incluyen cítricos como naranjas o limones, también kiwis, brócoli y pimientos verdes. El betacaroteno está presente en albaricoques, mangos, zanahorias, pimientos y espinacas. La vitamina E se puede encontrar en cereales, germen de trigo, almendras y cacahuetes. El licopeno se encuentra en tomates y los cereales. Los productos de origen animal (especialmente las vísceras) y los mariscos contienen selenio.
  • El magnesio ayuda a la acción de las enzimas que facilitan las reacciones químicas en el cuerpo. También puede ayudar a relajar el músculo liso de las vías respiratorias y ayudar a controlar la respuesta del cuerpo a las infecciones. El magnesio se encuentra en nueces, cereales, semillas, zanahorias, espinacas y mariscos.
  • Disminuir la cantidad de ácidos grasos trans y omega-6 en la dieta y augmentar la ingesta de ácidos grasos omega-3 que son esenciales para la buena salud. Se encuentran en el pescado azul y los mariscos, la soja y vegetales de hoja.
  • Una dieta equilibrada con una ingesta elevada de frutas, verduras y pescado reduce el riesgo de desarrollar enfermedades pulmonares, especialmente asma y EPOC. Aunque todavía se están estudiando los efectos de la dieta en los pulmones, está claro que los siguientes consejos pueden ayudar a mantener una buena salud pulmonar:
    • Reducir la ingesta de sal.
    • Mantener un peso ideal, con un IMC de 21 a 30 kg · m-2.
    • Realizar ejercicio moderado.

Más información

Accede al documento Guía práctica alimentarse bien para respirar mejor y más información en el apartado Cuidados y bienestar de nuestra biblioteca

Fuentes

La dieta y la nutrición, European Lung Foundation

Diet and Nutrition, European Respiratory Society

Diet and exercise in the management of obstructive sleep apnoea and cardiovascular disease risk, NCBI

Alimentación sana, OMS